西语阅读:《一千零一夜》连载二十七(3)

网络资源 Freekaoyan.com/2008-04-17

Por la mañana, cuando nos des­pertamos, lo primero que se presen­tó ante nuestros ojos asustados fue una terrible serpiente tan gruesa co­mo el árbol en que nos hallabamos y que clavaba en nosotros sus ojos llameantes, y abría una boca tan an­cha como un horno. Y de pronto se irguió, y su cabeza nos alcanzó en la copa del árbol. Cogió con sus fau­ces a uno de mis compañeros Y lo engulló hasta los hombros, para devorarle por completo casi inme­diatamente. Y al punto oímos los huesos del infortunado crugir en el vientre de la serpiente, que bajó del árbol y nos dejó aniquilados de es­panto y de dolor. Y pensamos: ¡Por Alah, este nuevo género de muerte es más detestable que el anterior! ¡La alegría de haber escapado del asador del hombre negro, se convierte en un presentimiento peor aún que cuanto hubiéramos de experimentar! ¡No hay recurso más que en Alahl”

Tuvimos en seguida alientos para bajar del árbol y recoger algunas frutas que nos comimos, satisfacien­do nuestra sed con el agua de los arroyos. Tras de lo cual, vagamos por la isla en busca de cualquier abrigo más seguro que el de la pre­cedente noche, y acabamos por en­contrar un árbol de una altura pro­digiosa, que nos pareció podría pro­tegernos eficazmente. Trepamos a él al hacerse de noche y ya instalados lo mejor posible, empezábamos a dormimos, cuando nos despertó un silbido seguido de un rumor de ra­mas tronchadas, y antes de que tuviésemos tiempo de hacer un movimien­to para escapar, la serpiente cogió a mi compañero, que se había encara­mado por debajo de mí y de un solo golpe le devoró hasta las tres cuartas partes. La vi luego enroscase al árbol, haciendo rechinar los hue­sos de mi último compañero hasta que terminó de devorarle. Después se retiró, dejándome muerto de mie­do.

Continué en el árbol sin moverme hasta por la mañana, y únicamente entonces me decidí a bajar. Mi primer movinúento fue para tirarme al mar con objeto de concluir una vida miserable y llena de alarmas cada vez más terribles; en él camino me paré, porque mi alma, don precioso, no se avenía a tal resolución; y me sugirió una idea a la cual debo el haberme salvado.

Empecé a buscar leña, y encon­trándola en seguida, me tendí en tie­rra y cogí una tabla grande que su­jetó a las plantas de mis pies en toda su extensión; cogí luego una segunda tabla que até a mi costado izquierdo, otra a mi costado derecho, la cuarta me la puse en el vientre, y la quinta, más ancha y más larga que las anteriores, la sujeté a mi ca­beza. De este modo me encontraba rodeado por una muralla de tablas que oponían en todos sentidos un obstáculo a las fauces de la serpien­te. Realizado aquello, permanecí tendido en el suelo, y esperé lo que me reservaba el Destino.

Al hacerse de noche, no dejó de ir la serpiente. En cuanto me vio, arrojóse sobre mí dispuesta a sujetarme en su vientre; pero se lo im­pidieron las tablas. Se puso entonces a dar vueltas a mi alrededor intentando cogerme por algún lado más accesible; pero, no pudo lograr su propósito, a pesar de todos sus es­fuerzos y aunque tiraba de mí en todas direcciones. Así pasó toda la noche haciéndome sufrir, y yo me creía ya muerto y sentía en mi ros­tro su aliento nauseabundo. Al ama­necer me dejó por fin, y se alejó muy furiosa, en el límite de la có­lera y de la rabia.

Cuando estuve seguro de que se había alejado del todo, saqué la ma­no y me desembaracé de las ligadu­ras que me ataban a las tablas. Pero había estado en una postura tan in­cómoda, que en un principio no lo­gré moverme, y durante varias ho­ras creí no poder recobrar el uso de mis miembros. Pero al fin conse­guí ponerme en pie, y poco a poco pude andar y pasearme por la isla. Me encaminé hacia el mar, y apenas llegué, descubrí en lontananza un navío que bordeaba la isla velozmen­te a toda vela.

Al verlo me puse a agitar los bra­zos y gritar como un loco; luego des­plegué la tela de mi turbante, y atándola a una rama de árbol, la le­vanté por encima de mi cabeza y me esforcé en hacer señales para que me advirtiesen desde el navío.

El destino quiso que mis esfuer­zos no resultaran inútiles. No tardé, efectivamente, en ver que el navío viraba y se dirigía a tierra; y poco después fui recogido por el capitán y sus hombres.

Una vez a bordo del navío, empezaron por proporcionarme vestidos y ocultar mi desnudez, ya que desde hacía tiempo había yo destrozado mi ropa, luego me ofrecieron manjares para que comiera, lo cual hice con mucho apetito, a causa de mis pasa­das privaciones; pero lo que me llegó especialmente al alma fue cierta agua fresca en su punto y deliciosa en verdad, de la que bebí hasta saciar­me. Entonces se calmó mi corazón y se tranquilizó mi espíritu, y sentí que el reposo y el bienestar descen­dían por fin a mi cuerpo extenuado.

Comencé, pues, a vivir de nuevo tras de ver a dos pasos de mí la muerte y bendije a Alah por su misericordia, y le di gracias por haber interrumpido mis tribulaciones. Así es que no tardé en reponerme com­pletamente de mis emociones y fatigas, hasta el punto de casi llegar a creer que todas aquellas calami­dades habían sido un sueño.


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    本站小编 Free壹佰分学习网 2022-09-19